Antes de comenzar a leer te sugiero que hagas una pausa y te preguntes: ¿Qué es lo que quiero en mi vida? ¿Qué quiero en mi carrera? ¿y en mi salud? ¿y en mis relaciones? ¿Qué es lo que realmente deseo con todo mi ser?
Si pudiste hacer una verdadera pausa y conectar con tu imaginación seguro que pudiste visualizar cosas o situaciones que en el fondo de tu corazón te gustaría lograr o tener. Todos los seres humanos somos capaces de conectar con esos deseos y podemos accionar para conseguirlos ya que no es una casualidad que tengas ese anhelo por lograrlos. El problema es que vivimos demasiado en nuestra mente, la cual está dominada por el Ego y sus historias sobre lo que nos dijeron que es posible y lo que no, lo que es para mí y lo que no, lo que está bien y lo que no.
“Sé realista, confórmate con lo que tienes”
“Pero para eso requieres estudiar mucho, no vas a lograrlo”
“Tu no sirves para eso, tienes que dedicarte a esto otro”
Seguro que sabes a lo que me refiero ya que este tipo de frases las hemos escuchado una y otra vez en distintos ámbitos de nuestra vida. En mi caso personal pudiese haber seguido pautas y probablemente estaría trabajando en Santiago de Chile en algo relacionado con finanzas y quizás gran parte de mi día me estaría quejando de mi vida y siempre esperando que llegue el fin de semana o vacaciones (Ojo! no estoy diciendo que tener ese tipo de vida está mal, sin embargo, no es lo que yo quiero para mí). Sin embargo, desde hace muchos años vengo siguiendo mi intuición y tomando mis decisiones basándome en lo que yo quiero y no lo que otros quieren o no quieren de mí.
Esto me ha llevado a tomar lo que yo considero excelentes decisiones en mi vida que para muchos han sido como si estuviese lanzándome al vacío, pero en el fondo yo sentía que era lo que tenía que hacer. El año 2015 decidí irme a trabajar a Panamá por un año. En mi familia algunos que me decían que no me fuera tanto tiempo, que no iba a querer volver y no iba a terminar la universidad. Yo sentía que tenía que estar ese año afuera y, si bien, no me fui a trabajar en algo que me apasionaba, ese fue un año que marcó un antes y un después en mi vida. Un par de años más tarde, con mi carrera ya terminada, me encontraba viviendo en el lugar que siempre había querido vivir, trabajaba remoto y tenía tiempo para practicar mis deportes e idear proyectos. Sin embargo, algo me llamó a volver a vivir a Panamá y simplemente me lancé y me fui. Algo que muchos consideraron una locura e incluso casi me lo hicieron creer a mí también. En un principio estando allá, estuve sin mucha estabilidad financiera y eso me tenía complicado, pero aprendí mucho y las cosas poco a poco se fueron dando y terminé trabajando en la misma multinacional que trabajé el 2015 y, a pesar de que no era mi trabajo ideal, sentía que era lo correcto en ese momento. Durante esos 3 años que estuve trabajando ahí, en mis momentos libres comencé a meterme de lleno en temas de salud, mentalidad y otros. Con el dinero que ganaba me pude pagar diferentes certificaciones y cursos, los cuáles me fueron ayudando a encontrar mi camino. Hace dos años, me encontraba viviendo en una playa en Panamá, trabajando remoto, con un excelente sueldo y realmente con una vida bastante cómoda. Sin embargo, sentí que ya era hora de cambiar de rumbo nuevamente. Se sentía correcto. Tomé la decisión de renunciar a mi trabajo de un día para otro y dedicarme de lleno a hacer coaching. Me volví a Chile y comencé con el desarrollo de mi marca. Esto me llevó a que este año decidiera contratar a un coach para mí y finalmente decidí hacer quizás la mejor inversión de mi vida, contratar a Bill Cortright, uno de los mayores expertos en salud y mentalidad del mundo, de quien ya llevo estudiando varios años. Antes de tomar la decisión sentí muchas dudas, principalmente por la cantidad de dinero que implicaría invertir en esto. Sin embargo, nuevamente mi intuición me decía que él era la persona con quien tenía que trabajar. Comenzamos a trabajar juntos y tuvimos tan buena conexión que comenzamos a hablar sobre ser socios y hacer cosas juntos en América Latina. Luego decidí venir a Estados Unidos a un evento organizado por él, al cual pensé que asistiría como un participante más, pero finalmente terminé siendo parte del staff de coaches del evento, dando clases y asistiendo a los asistentes en diversas actividades.
En este momento me encuentro en el aeropuerto de Kansas City escribiendo esto, sintiendo una gratitud indescriptible por cómo se han ido dando las cosas y confiando que si sigo siguiendo mi intuición y con teniendo la determinación que he tenido hasta ahora, se seguirán cumpliendo todos esos objetivos y deseos que visualizo.
Te cuento esto para inspirarte a que sigas esos sueños que tienes en el fondo de tu corazón. Esto no quiere decir que vas a renunciar a tu trabajo de una vez o que tienes que dejar todo lo que tienes. Pero si que vayas trabajando paso a paso en dirección a tus sueños.
Te encontrarás con muchas críticas, personas que te dirán que eso es imposible o sentirás que te estás lanzando al vacío. Sin embargo, si sigues tu intuición y corazón el vacío no existe y siempre el Universo, Dios o como quieras llamar a esa energía creadora que rodea todo, te sostendrá de una u otra forma.
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