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Des-Aprender para Crecer

Aprender es parte de nuestra esencia como seres humanos y es fundamental para nuestra evolución y supervivencia como especie.


Nuestro proceso de aprendizaje comienza desde el momento en que nacemos. Durante nuestros primeros 7 años de vida nuestro cerebro opera a un nivel que le permite absorber absolutamente todo (ondas cerebrales theta, ya entraré en detalle en este tema en otras publicaciones). Todo lo que vemos, oímos y vivimos se convierte en la base de nuestra Identidad que durante esos años comienza a forjarse.


Entre los 8 a los 16 años aproximadamente, ponemos en práctica todo eso que aprendimos en la primera etapa y estas creencias se van moldeando y vamos aprendiendo nuevas cosas en base a nuestra experiencia. Al final de esta segunda etapa nuestra Identidad termina de establecerse. La mayoría de estas creencias quedan alojadas en nuestro sub-consciente, el cual representa el 95% de nuestra actividad mental. Esto es así para que nuestros comportamientos sean lo más automáticos posible y así, nuestro cerebro sea eficiente con la energía que utiliza y en caso de que nos encontremos en peligro podamos ponernos en un estado de Lucha o Huida rápidamente (activación del Sistema Nervioso Simpático). Nuestros ancestros desarrollaron este mecanismo durante los tiempos en que eran nómades cazadores/recolectores y hoy en día nuestro cerebro sigue operando exactamente de la misma manera.


Ya en nuestra adultez, seguimos comportándonos en base a todo lo que hemos ido aprendiendo y vamos incorporando nuevas cosas. Buscamos mejorar en nuestra carrera profesional, relaciones, salud, etc. Buscamos aprender debido a que queremos ser una mejor versión de nosotros mismos. Sin embargo, muchas veces nos vemos estancados y no logramos avanzar hacia donde queremos.


¿Por qué sucede esto?

La respuesta es bastante simple. Porque acarreamos creencias en nuestro sub-consciente que nos limitan y chocan con las nuevas creencias o aprendizajes que queremos incorporar. Este choque de creencias nos deja en un estado de estrés (seas consciente o no de ello) y, por ende, terminamos procrastinando y no avanzando hacia nuestro objetivo.


El ser humano está diseñado para tener comportamientos automáticos lo que se traduce a que el 95% de nuestras acciones que realizamos en el día a día vienen determinadas por lo que hay en nuestro sub-consciente. He ahí la importancia de PARAR y OBSERVAR qué creencias estamos teniendo que vienen de nuestra niñez y que nos están estancando. A partir de esa observación podemos buscar soltarlas y desaprenderlas. Si no somos capaz de observar lo que nos limita, nunca vamos a poder desaprender esas creencias y estaremos dejando que nuestras acciones, y por ende nuestros resultados, sean determinados por patrones que fueron impuestos en nosotros y no impuestos por cada uno de nosotros. Por lo tanto, cada vez que sientas ese estancamiento, estrés o cualquier otro conflicto activado, busca parar y observar qué creencia te está limitando.


Una vez termines de leer este artículo, te invito a tomar un lápiz y papel y reflexionar unos minutos acerca de esto. Estoy seguro de que vas a tener al menos una revelación que te ayudará a acercarte a tus metas.

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